Hace poco me enteré que la palabra 'testa', en italiano, significa 'cabeza'. Pensé en Clorindo Testa y en lo acertado de su apellido.
Ayer se cumplieron 95 años de su nacimiento. Dueño de una infinita creatividad y carisma, fue de esas personalidades que aparecen cada 100 años. En él convivía la inteligencia del arquitecto con la sensibilidad del artista, la exactitud del profesional con la alegría del niño, la grandeza con la humildad. No le temblaba la mano a la hora de curvar la línea o imprimir de color al plano.
Con motivo de su aniversario, recordamos algunas de sus frases y anécdotas.
El chico de Esther
Cuando le preguntaron a Clorindo Testa por la propuesta del Centro Cívico de la Pampa:
“…ese concurso, también fue importante porque viste, era uno de los primeros concursos que uno ganaba. En el año 55´. Entonces, vos podes pensar que es un apoyo moral, te incita, te demuestra que sos un buen arquitecto. Pero, todo eso se acabó, se terminó de golpe, cuando le dijeron al interventor [...] que era de la Pampa: “el que ha ganado el concurso es un Arquitecto que se llama Clorindo Testa”. Y Entonces el interventor dijo: “Pero ese es el chico de Esther”. Con lo cual toda la importancia del concurso terminó, en que el chico de Esther lo había ganado. Esther era mi mamá, que era de la Pampa. Entonces se conocían de chicos con él. El concurso del Centro Cívico de la Pampa, en realidad, lo ganó el chico de Esther. Que era yo.” [1]
Vivir el día a día
"Nunca imaginé el futuro, nunca pensé que voy a construir cuando me reciba [...] O sea yo nunca pensé, cuando me reciba voy a ir a Francia para hacer un posgrado, y después entonces voy a tratar de entrar a un estudio…que se yo... de Mies van der…no sé. [...] O sea, eso no existió nunca. O sea, siempre dejo pasar el tiempo y vivo.” [2]
Sobre el uso del color
¿Por qué en la mayoría de sus obras utilizas una gama de colores, significan algo para vos? Los colores los vamos poniendo a medida que pasa el tiempo. En 1950, cuando vos empezabas, los colores es como que no existieran. No existieran porque además tampoco existían [...] Ahora podes pintar cualquier cosa con cualquier pintura. Hace 50 o 60 años los colores eran relativos, después se empezó a pintar acá y en todos lados. ¿Y por qué agarras el colorado, el azul, y el verde? No sé, porque son colores que te gustan y chau.” [3]
Proyectar
“Vos cuando empezas un proyecto es como si vieras todo. Porque vos te imaginas todo. Vos no te imaginas una fachada. No te pasa por la cabeza ¿Entendés? Vos pensás el edificio, y el edificio que funciona. Pensás y sabes cómo es…aunque no lo dibujes, pero lo tenes pensado.” [4]
El Gliptodonte
En la construcción de la Biblioteca Nacional, “Debajo del gran gomero, cuando la máquina cortó, quedó el semicírculo de la caparazón del gliptodonte […] Después de varios años me di cuenta que en realidad la estructura del gliptodonte, con la caparazón, las patas largas que apoyaban en el suelo, la cola, todo el cuerpo que estaba suspendido de éste caparazón, era, si vos haces un dibujo exagerado, igual a la biblioteca. Entonces, vos podías decir de que el glipodonte estuvo siglos metido ahí abajo y cuando llegó alguien que se le parecía a él, entonces dijo que había llegado el momento de retirarse. Entonces se fue.” [5]
El Maestro
Gerardo Caballero relata el momento que conoce, junto con Rafael Iglesia, a Clorindo Testa:
“En el año 90, fuimos con Rafael Iglesia a Buenos Aires, que nos habían invitado al Foro Internacional de Jóvenes Arquitectos para realizar un workshop [...] para hacer una pileta pública en la costa de Vicente López, sobre el Río de la Plata. Nos fuimos al terreno [...] nos llevaron al lugar, y bueno, empezamos a trabajar. Pero nosotros no hacíamos nada, por qué no queríamos hacer una pileta, queríamos hacer algo distinto.
Se nos ocurrió algo. Hicimos una pared, de 1000 metros, que dividía entre la costa y ésta pared, la pileta. Habíamos hecho un dibujo, el problema es que había un solo dibujo. Que era…el agua celeste de la pared hacia arriba contra la costa, y el agua marrón del Río de la Plata. Dijimos con Rafa, “es imposible encontrar una idea mejor que ésta”. O sea, ¡Habíamos llegado a la síntesis, a la perfección! ¡Fantástico! Aparte, la hicimos en un minuto. Una pared, una raya. No había maqueta, nada. Todos trabajaban y nosotros estábamos con esta idea, ¡La idea! ¿Entendés? LA IDEA. Nos fuimos a tomar café. Te juro. Estábamos felices ¡Mirá la pileta que sacamos!
Entonces los organizadores dicen: “Mañana va a venir Clorindo Testa a mirar los trabajos”. Yo […] tenía una profunda admiración por Clorindo Testa. “Cuando Clorindo vea esto…Rafa…”, le digo, “¡Nos va a invitar a trabajar al estudio!” Es la ilusión que yo tenía. Iba a decir: “¿Quiénes son ustedes? ¡Genios! ¡Sensibles!”
Bueno efectivamente, llega Clorindo y muy amable como era él: una persona increíblemente amable y generosa. Yo me doy cuenta que dice ¿Qué es ésto? Uhh… ¡¿Éste Clorindo Testa?! ¿Viste la arrogancia de la juventud? De mal modo: “Ésta es una pared que divide el agua limpia…” Horrible ¿Viste? Y él lo decía bien, “¿Qué es esto?” En el sentido, explícame un poco de que se trata. “Una pared, que divide el agua…” Entonces, dice y empieza a dibujar. “No, si ésta pared la plegas un poco, trabaja mejor estructuralmente porque el agua la empuja y esto adquiere más inercia. Es más, si la plegas, la pared puede ser en vez de 50 cm, de 15 a lo mejor.” Nosotros no decíamos nada. Y él se empezó a entusiasmar. Además decía: “Arriba de ésta cosa, le podes poner una plataforma, que es como una playa artificial dónde la gente…” Empezó a hacer círculos, areneros…y dice: “Acá arriba hay toboganes para que se puedan tirar a la pileta, o las lanchas que llegan”. Nos arruinó todo el proyecto. Lo destruyó. Y seguía: “Acá puede haber bares, y gente con sombrillas, vienen con ojotas”, decía.
Pero yo me lo guardé al dibujo. Me lo llevé. Y obviamente al otro día que era la presentación final, ¿Qué presentamos nosotros? Nuestra pared, impoluta. Y nada, ahí quedó la anécdota. Yo no entendí nada. Rafa tampoco. Se me cayó un ídolo, Clorindo. Y eso quedó ahí. Cómo dos o tres años después, estaba yo en Barcelona, ibámos en un auto. No sé, una conversación. Y Alver me dice… no sé de qué íbamos hablando. “¿Sabes que pasa Gerardo? Que si la idea no muere, el proyecto no nace”. Y ahí...claro…Clorindo. “Claro”, le digo.
Porque nosotros teníamos una idea, pero no teníamos un proyecto. Y si uno a esa idea no la desarrolla, y no empieza a desaparecer, el proyecto no nace. Porque el proyecto, lo que queda es preso de la idea. La idea lo aniquila. No lo deja ser. Lo asfixia, y para ser un proyecto, uno empieza con una idea, pero el proyecto después adquiere vida propia. Y muchas veces, la idea ya se fue (…) Y cuando La Plana dijo eso de: “Si la idea no muere, el proyecto no nace”, me vino otra vez todo esto de Clorindo, cómo una verdadera lección de arquitectura, qué en ese momento no la comprendimos por nuestra falta de capacidad de entender lo importante del comentario. No confundir una idea con un proyecto.” [6]
[1] [5]"El arquitecto Clorindo Testa contado por él mismo - Programa homenaje a 90 años de su nacimiento". Acceso 10 de Diciembre, 2018.
[2] [3] [4] “Clorindo Testa charla en la cátedra Roca/ Sardin 2009”. Acceso 10 de Diciembre, 2018.
[6] “Preguntas realizadas después de la Conferencia del Arq. Gerardo Caballero | Parte I”. Acceso 10 de Diciembre, 2018.